Cómo destruir el Universo

No podemos estar seguros de que lo que no seamos nosotros existe: es decir, lo externo, el resto del Universo, lo que no conforma nuestra consciencia, está en un estado de posible existencia, pues recibimos información acerca de ellos a través de nuestros sentidos, y no podemos fiarnos al 100% de que lo que nos comunican se corresponda con la realidad exterior.
Por este razonamiento, podemos argumentar que nuestros sentidos pueden incluso inventarse la información, ni siquiera teniendo que existir un mundo exterior.
Ahora bien, esto nos deja en un Cogito ergo sum algo enmarañado y difícil de reducir…
Pensemos ahora en cómo entendemos el funcionamiento del Universo: a través de la lógica. Necesitamos esta herramienta del pensamiento para comprender y universalizar conceptos dados en las experiencias empíricas (que, repito, pueden ser falsas e inexistentes).
Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que el Universo funciona de forma lógica? No podemos decir con total seguridad que el Cosmos se guíe por relaciones de causa-efecto. Bien posible es que todas nuestras experiencias hayan sido fruto de una casualidad y cuya sucesión coincida con lo que nosotros llamamos causalidad.
Hasta aquí todo estaba dicho, pero, apliquemos la incertidumbre de la lógica al razonamiento Cogito ergo sum este ergo implica causalidad, cosa de la que no estamos seguros que rija el comportamiento de las cosas en el Universo.
Por lo tanto, no se puede inferir que a partir del pensamiento se asegure la existencia.
Queda todo absolutamente destruido. Ni mundo externo. Ni mundo interno.
Problem, Descartes?