Adolf, el niño fuera de lugar

Érase una vez, un judío llamado Adolf. Adolf era un niño de 10 años, y no tenía amigos. Vivía con sus papás en un castillo, y cuando iba a la escuela todo el mundo le pegaba. Él no entendía porqué, pero según había oído, una persona muy mala en el siglo ⅩⅩ mató muchos abuelos y abuelas de sus amigos, y se llamaba igual que él: Adolf.
Un día cualquiera Adolf encontró un pajarito en la calle. Estaba muy lastimado, así que lo llevo a su casa y lo curó. Resultó se un águila, y como le gustó tanto, le pidió a su mamá que le hiciera un pin con forma de águila, que enganchó en el bolsillo de su camisa, justo encima de una chapa con forma de ventilador que se encontró en el sótano de su casa.
Al día siguiente, cuando pasaban lista en la escuela, Adolf levantó la mano derecha, para indicar que estaba presente. Cuando la maestra lo vio, con sus chapas y su pose, lo castigó y lo mandó al laberinto de los castigados.
Desde ese momento no se ha vuelto a saber más de Adolf. Quizá siga encerrado en el laberinto, comiendo ratas y nuevos niños judíos que le tiran de vez en cuando, pero eso, ya es otra historia.